Anemia – síntomas, causas, tipos. ¿Cómo prevenirla y tratarla?
Entre las numerosas enfermedades de la sangre, merece especial atención la anemia, también conocida como anemia , que se manifiesta, entre otras cosas, por una reducción significativa del nivel de hemoglobina, de los glóbulos rojos, es decir, de los eritrocitos, y del llamado índice de hematocrito. La anemia no tratada abre el camino a otras enfermedades, en primer lugar a una hipoxia progresiva del organismo, a trastornos del corazón y del sistema circulatorio, a problemas de memoria y, en casos extremos, incluso a la muerte delenfermo.
Contents
- 1 Hemoglobina – normas en la sangre y sus funciones
- 2 Anemia: los síntomas más importantes de la enfermedad
- 3 Anemia: cómo se puede diagnosticar
- 4 Anemia: las causas básicas y más comunes
- 5 Anemia: desglose por nivel de hemoglobina
- 6 Anemia – descomposición por deficiencia de otras sustancias
- 7 Anemia: qué comer para evitarla
Hemoglobina – normas en la sangre y sus funciones
La anemia es una enfermedad que afecta directamente a la reducción de la cantidad de hemoglobina en la sangre, una proteína importante, sin la cual se producen graves trastornos en el funcionamiento de prácticamente todo el organismo. La función principal de la hemoglobina, que se encuentra en los glóbulos rojos, es transportar el oxígeno desde los pulmones a todas las células de nuestro cuerpo y eliminar el dióxido de carbono de las mismas, que luego se exhala a través de los pulmones al mundo exterior.
No se puede subestimar su importancia y siempre hay que cuidar de mantener su nivel adecuado, que, según las normas WHO, es decir, la Organización Mundial de la Salud, es
- para los hombres adultos – 13-18 g/dl;
- para las mujeres adultas – 12-16 g/dl;
- para las mujeres embarazadas: 11-14 g/dl;
- para los recién nacidos – 17-22 g/dl;
- para los niños mayores, 11-13 g/dl.
Estos valores no son inequívocos y pueden cambiar como resultado de varios factores, incluida la precisión de las pruebas de laboratorio realizadas. Sea como fuere, la deficiencia de hemoglobina se manifiesta de forma característica, dando lugar precisamente a la formación de una anemia, o anemia, que caracterizaremos con más detalle.
Anemia: los síntomas más importantes de la enfermedad
Independientemente del tipo deanemia, hay muchos síntomas que no son difíciles de confundir con otras enfermedades, y los especialistas señal an, entre otros
- una sensación de debilidad y fatiga constantes, falta de energía;
- aumentar los problemas de sueño, llegando incluso al insomnio;
- una palidez característica de la piel, los labios, las encías y las conjuntivas oculares;
- Fuertes dolores de cabeza y mareos que conducen al desmayo;
- fragilidad y pérdida de cabello debido a la sequedad del mismo;
- Falta de aire en el pecho;
- pies y manos frías;
- Calambres severos y dolorosos en las piernas, dolor en las articulaciones y en los huesos;
- palpitaciones y otros problemas cardiovasculares;
- Disminución de la concentración, lo que a menudo dificulta la concentración incluso en las tareas más sencillas;
- irritabilidad y cambios de humor;
- debilitamiento de la inmunidad, aumento de la susceptibilidad a las infecciones;
- disminución del apetito sexual.
Anemia: cómo se puede diagnosticar
La multitud de síntomas de la anemia puede causar a veces problemas para su correcto diagnóstico, por lo que se diagnostica no sólo a través de la historia clínica, sino sobre todo solicitando algunas pruebas diagnósticas básicas:
- un análisis de sangre que sólo puede ordenar un médico, conocido como morfología, utilizado habitualmente no sólo en el diagnóstico de la anemia, que permite determinar con gran precisión el número de eritrocitos (RCB), es decir, los glóbulos rojos, su tamaño medio (MCV), la concentración de hemoglobina (MCHC) descrita anteriormente y la concentración de hematocrito (HCT), indicador gracias al cual se conoce el porcentaje de eritrocitos en la sangre;
- la VSG, o prueba de Biernacki, un indicador del llamado recuento de glóbulos rojos;
- el nivel de hierro, un nivel demasiado bajo indica anemia;
- comprobar el nivel de ferritina, una proteína responsable de la unión de los átomos de hierro y de su acumulación en el cuerpo, aquí también, un nivel bajo indica que se está desarrollando una anemia. También conviene prestar atención a su exceso, que a su vez puede indicar una enfermedad hepática, por ejemplo su hiperfunción o una artritis reumatoide extremadamente dolorosa;
- la cantidad de vitamina B12, cobalamina y vitamina B9, o ácido fólico, dos vitaminas sin las cuales es imposible la producción de glóbulos rojos;
- determinación de la tasa de formación y descomposición de los glóbulos rojos;
- examen de las heces para detectar la presencia de la llamada sangre oculta.
Anemia: las causas básicas y más comunes
La anemia es una condición causada por muchos patógenos diferentes, y las causas más comunes de anemia, también destacadas por los especialistas en su tratamiento, son:
- niveles inadecuados de hierro en el cuerpo;
- deficiencias de las mencionadas cobalamina y ácido fólico;
- una mala alimentación, una dieta restrictiva carente de muchos nutrientes, vitaminas y minerales;
- enfermedades crónicas, infecciosas o cancerosas coexistentes;
- infecciones víricas, bacterianas o fúngicas;
- parásitos en varios sistemas y órganos del cuerpo;
- abuso crónico de alcohol;
- Pérdida severa de sangre, por ejemplo, como resultado de un accidente;
- hemorragias nasales y menstruaciones abundantes;
- tomar dosis excesivas de ciertos medicamentos, como los antiinflamatorios no esteroideos;
- intoxicación por metales pesados.
Anemia: desglose por nivel de hemoglobina
Hay muchos criterios diferentes para dividir esta enfermedad peligrosa e incluso mortal. La básica es su diferenciación según la gravedad de los síntomas, que también resulta del nivel de hemoglobina y, teniendo en cuenta estos factores, la anemia puede dividirse en
- leve, en la que el nivel de hemoglobina está entre 10 y 12 g/dl;
- moderada, cuando la hemoglobina está entre 8 y 9,9 g/dl
- grave, causada por un descenso de la hemoglobina a entre 6,5 y 7,9 g/dl
- muy grave, que pone directamente en peligro la vida y la hemoglobina cae por debajo de 6,5 g/dl.
Anemia – descomposición por deficiencia de otras sustancias
Por supuesto, ésta no es la única división de la anemia que se utiliza, ya que con la misma frecuencia se aplica el criterio de las llamadas deficiencias de nutrientes esenciales, vitaminas y minerales. En este caso, podemos tratar varios tipos de anemia, como
Anemia ferropénica
Otro nombre que se le da es el de anemia microcítica, cuya causa es un nivel demasiado bajo de hierro en el organismo. El hierro es un elemento esencial en la prevención de muchas enfermedades, incluida la anemia, responsable principalmente de la construcción y el buen funcionamiento de los glóbulos rojos y de la síntesis de la hemoglobina. Su deficiencia afecta inmediatamente al estado de salud y está causada por
- Pérdidas elevadas de sangre, por ejemplo, debido a heridas, durante operaciones, con menstruaciones abundantes o hemorragias del tracto digestivo o del tracto urinario, por ejemplo, con inflamación de la vejiga, los riñones o los glomérulos;
- Absorción anormal de hierro en el tracto gastrointestinal, que se debe principalmente a una dieta inadecuada, demasiado baja en este elemento y a otras enfermedades coexistentes como la enfermedad de Crohn-Crohna;
- una mayor necesidad de hierro, que se produce durante la adolescencia, en las mujeres embarazadas y lactantes, y en los recién nacidos que no son amamantados.
La anemia ferropénica es relativamente fácil de detectar con análisis de sangre; los resultados obtenidos muestran inmediatamente la disminución de muchos indicadores importantes, entre ellos:
- MCHC, la concentración media de hemoglobina en los glóbulos rojos
- MCV, el número de glóbulos rojos
- MCH, la masa media de hemoglobina en una célula sanguínea;
- Niveles de hierro en suero;
- la ferritina y el recuento de reticulocitos, este último en función de la gravedad de la enfermedad, como se ha indicado anteriormente.
También cabe destacar sus efectos negativos, y además de los ya mencionados anteriormente, puede haber agrietamiento de la piel, sobre todo en las comisuras de la boca, dificultad para respirar, uñas quebradizas y frágiles, lengua enrojecida, aumento de la apatía, disminución del umbral de fatiga. Esta última dolencia provoca simultáneamente una disminución de la actividad física, lo que a su vez contribuye a un aumento del sobrepeso o la obesidad.
El tratamiento de la anemia causada por la falta de hierro se reduce principalmente a la suplementación de las deficiencias de este elemento, en los casos más leves sólo basta con un cambio en la dieta actual. En los casos más graves, lamentablemente será necesario tomar preparados de hierro en forma de comprimidos o inyecciones de acción más rápida.
Anemia causada por la falta de vitamina B12 y vitamina B9
Estas vitaminas pertenecen a un grupo excepcionalmente amplio y al mismo tiempo son esenciales para mantener la salud y el funcionamiento eficaz de muchos sistemas y órganos del cuerpo humano. Por eso es necesario cuidar de mantener sus niveles adecuados, ya que su deficiencia supone un mayor riesgo de desarrollar anemia megaloblástica, también llamada anemia maligna o anemia de Addison-Biermer. Las causas más comunes son:
- una dieta pobre en productos que contengan ambas vitaminas;
- el alcoholismo;
- La absorción alterada de nutrientes en el sistema digestivo, en la mayoría de los casos causada por condiciones de enfermedad;
- infección por parásitos del sistema digestivo, por ejemplo, tenias;
- trastornos del factor responsable de la correcta absorción de las vitaminas.
En su transcurso, se altera la producción de glóbulos rojos, que son más grandes de lo normal, y presenta síntomas que la distinguen claramente de otras variedades:
- amarillamiento visible de la piel;
- Envejecimiento excesivo y generalmente prematuro del cabello;
- trastornos del estado de ánimo;
- pérdida de sabor;
- problemas para orinar;
- Agrandamiento de los órganos internos, del hígado o del bazo;
- alucinaciones, que pueden parecerse a los síntomas de una enfermedad mental;
- demencia;
- dificultad para recordar.
La anemia megaloblástica es una de las más difíciles de tratar; al igual que en la anterior, hay que corregir las deficiencias de ambas vitaminas, pero si la enfermedad ha avanzado demasiado, hay que tomar preparados con cobalamina y ácido fólico de por vida.
Anemia hemolítica
Otro tipo común de anemia es la anemia hemolítica, en cuyo transcurso los eritrocitos se descomponen demasiado rápido, destruyéndolos a menudo de forma irreversible, y la enfermedad puede dividirse en dos tipos básicos:
- Anemia hemolítica adquirida, cuando los glóbulos rojos suelen sufrir daños mecánicos como consecuencia de sustancias tóxicas, por ejemplo, metales pesados. Algunos medicamentos y enfermedades producen efectos negativos similares;
- Anemia hemolítica congénita, resultante de la formación anormal de los glóbulos rojos, de las alteraciones de su estructura.
La causa de esta anemia pueden ser los trastornos del bazo y del sistema inmunitario, que destruyen los eritrocitos sanos. También es frecuente que este estado se produzca por el desarrollo de infecciones, desde simples inflamaciones, hasta tumores, por ejemplo, la leucemia. Los síntomas que indican el desarrollo de este tipo de enfermedad, a los que hay que prestar atención, son:
- amarillamiento de la piel y el blanco de los ojos de nuevo;
- orina oscura;
- Bazo agrandado;
- aumento de los niveles de hierro;
- aumento del ritmo cardíaco.
El tratamiento es más complicado que en las variantes anteriores e incluye la administración de fármacos inmunosupresores o corticosteroides, a veces es necesaria una transfusión de sangre, y en los casos más graves hay que extirpar quirúrgicamenteel bazo.
Anemia aplásica
Asociado directamente a la aplasia, es decir, a la atrofia de la médula ósea, por lo que no se pueden producir nuevos glóbulos rojos o se producen en cantidades demasiado pequeñas. La anemia aplásica también se divide en congénita o adquirida, y las causas de su desarrollo son:
- infecciones, principalmente infecciones virales que causan, por ejemplo, hepatitis;
- el uso de ciertos medicamentos, principalmente antibióticos y antiinflamatorios;
- Intoxicación con productos químicos nocivos, por ejemplo, plaguicidas o productos fitosanitarios;
- quimioterapia y radioterapia utilizadas para tratar el cáncer;
- trastornos del tejido conectivo
Los síntomas clínicos son los típicos de las otras formas, con el añadido de que se producen fácilmente hematomas y hemorragias espontáneas sin motivo aparente. En cuanto al tratamiento, sólo hay un método cuya eficacia está garantizada y es el trasplante de médula ósea.
Anemia en mujeres embarazadas
Otra variante que vale la pena describir con más detalle, se produce en las mujeres embarazadas, y su causa principal es el aumento de la necesidad de vitaminas, especialmente B12 y ácido fólico y minerales, liderado por supuesto el hierro. El cuerpo necesita más de estos porque tiene que producir más sangre, alrededor de un 20 a 30 por ciento, que es necesaria para el correcto crecimiento y desarrollo del bebé en el útero.
Es esencial mantener estos niveles durante todo el embarazo, ya que las deficiencias aumentan el riesgo, que varía de un trimestre a otro. En el primer trimestre hay un mayor riesgo de aborto, en el segundo puede haber anomalías fetales y la falta de hierro en el tercero provoca un parto prematuro. El tratamiento consiste en la selección de una dieta adecuada y la complementación de sus deficiencias con suplementos dietéticos que contengan los tres ingredientes mencionados, entre los cuales el ácido fólicoes el más importante para la futura madre.
La anemia en los niños
La anemia no es una enfermedad que afecte sólo a los adultos; es igualmente frecuente en niños de diferentes edades, incluso en recién nacidos. Está causada principalmente por la carencia de hierro, que debe ser suplementado inmediatamente para evitar síntomas tan alarmantes en el niño como
- piel pálida;
- latidos irregulares del corazón;
- dolores de cabeza y mareos;
- falta de aliento
- somnolencia y falta de energía;
- problemas para concentrarse y prestar atención;
- sangre en la orina y las heces.
Estas dolencias pueden evitarse con una dieta bien equilibrada de un niño pequeño, llena no sólo de dosis adecuadas de hierro, sino también de ácido fólico y cobalamina, pero su ajuste debe ser realizado por un especialista.
Anemia: qué comer para evitarla
Una dieta saludable también es aconsejable para los adultos que sufren diferentes tipos de anemia, y entre los alimentos recomendados se encuentran:
- verduras de hoja;
- tomates;
- remolacha;
- lentejas
- brócoli
- espinacas;
- eneldo;
- guisantes verdes;
- col rizada;
- grañones;
- cereales integrales;
- frutas, especialmente bayas, por ejemplo frambuesas, grosellas negras; frutas exóticas, por ejemplo aguacates y cítricos, por ejemplo naranjas, que también están llenos de sinefrina, contienen mucho hierro
- pescado, principalmente pescado de mar, caballa, atún, sardinas;
- carne de vacuno y despojos, por ejemplo, hígado;
- yemas de huevo.
Fuentes: